MEMORIAS DE ÁFRICA II

EL REY LEON

Aquel día cogimos un vuelo de Johanesburg a Nelspruit en el corazón de Sudáfrica. Fué aterrizar y tener la sensación de haberme transportado a otra época anterior, parecíamos los protagonistas de una cinta de Sydney Pollack.

El aeropuerto pequeño, diseñado en madera, se mimetizaba con el entorno mostrándote de forma inequívoca que estabas en otro mundo totalmente alejado de las grandes urbes como Cape Town o Johanesburg.

Al salir con las maletas nos esperaba Allan Quatermain el aventurero, es coña, es que era igual coño, con su camisa y pantalón corto color caki jajaja, tendríais que haberlo visto. Pues nada nos monta en un Gran Pickup (jeep de safari) y sin dejar las maletas nos adentramos en el Parque Kruger. No es por la tarde la mejor hora para ver animales, de hecho a las 6 cierran el acceso para que hagan su vida sin que los turistas de los cojones les estén incordiando.

En cualquier caso, la primera impresión fué fantástica, por fin estaba donde tantas veces había soñado.

En esa primera toma de contacto nos dió tiempo a ver impalas, que hay miles y llevan escrito "carne fresca" ya que son objetivo de los grandes carnívoros, babuinos y algún elefante.

Pero el plato fuerte vendría al día siguiente. Eran la cuatro de la mañana y había que ponerse en pié, los animales están mas activos a estas horas porque luego hace mucho calor y si los quieres ver hay que madrugar. Aclaro que era final de verano y que había pasado el tiempo de lluvias lo que hacía que hubiera mucha vegetación. Esto añade mas dificultad al avistamiento de fauna salvaje, aunque lo bueno es que todo está mas bonito que en la época seca.

Amanece en África, impresionante. El olor de la sabana te transporta, es de cuento.

Avanzamos en el Jeep y ahí estaba el Rey León. A la izquierda del camino dos machos preciosos, imponentes. Junto al camino una hembra ni se inmutaba por nuestra presencia. Solo estábamos a 3 o 4 metros de ellos, qué experiencia. Nada que ver con un zoológico.

A nuestra derecha un gran macho se adentraba en la espesura, en ese momento se gira y nos mira desafiante mostrando quien mandaba allí.