PAN Y CIRCO EN MURCIA

Tras un merecido descando estival y tras recibir múltiples críticas alusivas a mi falta de dedicación al blog he vuelto... como la vuelta de Don José Tomás a los ruedos.
No pretendo por supuesto, comparar mi prosa con el nivel taurino del de Galapagar, pero es que viene al pelo por el tema que voy a contar y además lo hago en mi mes favorito del año, septiembre.

Pues resulta que llevaré unos 5 o 6 años sin pisar una plaza de toros y como el mono se va acumulando, he dicho que de este no pasa y he sacado unas entradas para ver a Cayetano y Talavante. Lo cierto es que mi objetivo era ver a José Tomás pero esto es mas dificil que ver a uno que yo me sé en un mitin del PP, y es que a la hora de sacar las entradas a la venta no quedaba ni una, otro año será. Bueno, si alguien le sobra alguna que me llame...

Alguno se preguntará que cómo un amante de la fauna como yo le pueden gustar los toros. Todo tiene una explicación.

Lo cierto es que yo era de esos que decían que las corridas de toros son una salvajada y que había que prohibirlos y es posible que todavía piense algo de lo primero pero en ningun caso lo segundo. Joder, si hasta le quitaba la tele a mi padre para que no pusiera la corrida de turno de la feira de San Isidro.
Pues bien, todo esto era así hasta que un día mi novia de aquel entonces me dijo, oye que mi padre nos ha reservado entradas para los toros y yo le dije que ni de coña y cosas parecidas pero ya sabeis que las mujeres son muy persuasivas y si se empeñan...

El primer día que fuí a los toros iba en plan escéptico pensando que esto no iba conmigo y tal y cual, pero esa idea se fué desvaneciendo cuando vi la juerga que se montaba en las gradas, impresionante. Cerveza, pastelicos de carne, jamones, queso, morcón, salteadores(pastel típico dulce y salado) etc. Pero a todo esto veo que debajo de las gradas hay unas neveras y pensé que era para los refrescos y eso. Si claro, que coño, era el hielo y el whiskey para los cubatas, menuda fiesta.

Entre cerveza para allí y para acá lo que mas me llamó la atención fueron las conversaciones taurinas, que gente tan entendida oye. Y cuando sale el toro...te hierve la sangre, no hay palabras.

Yo digo que me convertí a la fiesta y digo mas, el que no quiera caer que no vaya a una plaza, así podrá seguir opinando en contra de las corridas de toros sin todos los elementos necesarios para hacerlo.